La atención primaria bajo la lupa

La atención primaria cumple un rol fundamental al descomprimir a los hospitales de agudos. Por eso va hacia el territorio a detectar y concientizar a la comunidad. ¿Cuáles son las dificultades con las que se enfrenta esta instancia sanitaria en la ciudad de Buenos Aires? La relación poco fluida con los nosocomios y los problemas presupuestarios forman parte de lo cotidiano de su principal pilar: los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC).

El lenguaje científico sitúa a la atención primaria en la esfera de “la promoción de la salud y la prevención de enfermedades”, pero en lo cotidiano, su objetivo se traduce en poder descomprimir a los hospitales generales y dejar que estos puedan abocarse a los cuadros más complejos.

De las viejas salitas de barrio a los actuales Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC), el servicio de atención primaria en la ciudad de Buenos Aires fue variando con los Gobiernos, aunque con una lógica común: la falta de articulación entre este espacio y los hospitales de agudos, sumado a las falencias que se derivan de la desinversión general en el rubro.

En la gestión de Horacio Rodríguez Larreta se dio el último cambio relevante: sobre la antigua Dirección General de Atención Primaria, se creó una Subsecretaría que brinda mayor jerarquización. Bajo esta órbita se hallan los CESAC y los Centros Médicos Barriales (CMB).

¿Qué implica un CESAC y cuáles son sus límites?

“La institucionalización de la atención primaria llegó a nuestro país a medida que fue necesitándose, más por impulsos de funcionarios sueltos que pensada y diseñada previamente”, define Federico Petiniccio, director del CESAC 22, de La Paternal.  Desde los primeros CESAC creados en la década de los 80, hoy llegan a 44 según la cifra oficial del Gobierno de la Ciudad. Para este especialista se precisan por lo menos el doble. “Rosario, ejemplo en el tema, tiene desde la gestión socialista 80 para un millón y medio de habitantes”, dice.

Este déficit impone la primera de las limitaciones al funcionamiento ideal de los centros. “Estamos siempre corriendo de atrás, hay una demanda a la que no damos abasto”, sentencia Petiniccio. El personal no es suficiente en muchos casos siquiera para garantizar un funcionamiento mínimo: “Es común encontrar épocas en las que, por enfermedades o vacaciones, falten administrativos y los propios profesionales te atiendan el mostrador de recepción”, expresa Sara Eichenbaum, integrante de la comisión de Salud del Consejo Consultivo de la Comuna 11 y exintegrante del área de atención primaria porteña.

“Nuestro equipo tiene capacidad y perspectiva de crecimiento, que no son acompañadas. Para poder desarrollar trabajos territoriales es necesario más recurso profesional y espacio físico que no tenemos. Esto hace que no pueda priorizarse lo preventivo y comunitario, teniendo que cumplir tareas de asistencia por la demanda siempre creciente”, aporta Guadalupe Cortez, trabajadora social del CESAC 34, el único dentro del área programática del Hospital Álvarez.

Relación con los hospitales y dependencia del SAME

Otros asuntos complejos son la falta de sistema propio de traslado, lo que los hace depender en esos casos del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), un servicio de otra área de Gobierno.  También se anota en esta lista la falta de grupo electrógeno en algunos CESAC (a diferencia de los hospitales), lo que anula la atención por completo mientras dure cualquier corte de luz.

Los CESAC están referenciados en sus respectivos hospitales generales, pero este vínculo dista de ser el ideal. “Hay trabas que más que sistémicas son humanas. Los médicos somos una corporación difícil y hay casos en los que se busca contradecir o cuestionar mutuamente en vez de solucionar rápido el tema”, pone sobre la mesa Petiniccio.

Tampoco son menores los temas burocráticos.  Solo el Hospital Durand habilitó la agenda de las especialidades; el resto de los centros debe derivar pacientes a los nosocomios sin poder decirles con quién y cuándo atenderse, con una mera recomendación y hasta a veces sin tener ni los contactos, lejos de funcionar de manera interrelacionada. 

La importancia del trabajo comunitario

“La salud es un proceso de construcción social, no solo médico, y por eso es fundamental que los Centros de Salud sean apropiados por los vecinos. El Estado lo administra, pero es de ellos”, plantea Petiniccio.

Un caso paradigmático en este asunto es el del CESAC 41, de La Boca, donde a través de reuniones abiertas, profesionales y usuarios del lugar diseñaron  en comunidad un proyecto de remodelación del centro, contemplando las necesidades específicas de la población y hasta las raíces culturales del barrio. La propuesta fue acercada en diciembre último al Ministerio de Salud.

“El 40% del trabajo de los miembros de los CESAC abarca la salida al territorio. Es un pilar en la idea de atención primaria lo comunitario y la gestión compartida”, afirma Eichenbaum. El director del CESAC 22 aporta que “la mayor fortaleza de estos lugares está en la participación de la gente y el vínculo mutuo con el profesional”. Y agrega: “Mucha gente se dio cuenta que era redituable concurrir porque conoce quién la atiende, sabe qué días estamos, cómo se llaman nuestros hijos”.

En este sentido, acciones claves de los CESAC son las campañas de vacunación del calendario por las cuales hasta se acercan a las escuelas de la zona; o las de prevención, como las de dengue, por las cuales visitan casa por casa, meses antes del tiempo en que se esperan los picos de casos, para destacar la importancia de seguir los consejos.

“Se trabaja con los comedores, los centros de jubilados, los clubes y con los hogares mismos. Se entrega leche, métodos anticonceptivos y remedios. Se hacen charlas, talleres y cursos abiertos de maternidad o de adicciones. O se realizan control de presión, talla y peso en las postas de las plazas”, explica Mario, profesional del CESAC 27, de Saavedra, quien pidió que no divulguemos su apellido.

 ¿Qué pasa con los Centros Médicos Barriales?

Hay unos 37 CMB en total. Los mismos componen una estructura decididamente menor a los CESAC, y actúan como meros “policonsultorios” de especialistas (principalmente de ginecología, odontología, pediatría o clínica médica), como una extensión de la atención en los hospitales.

Los entrevistados coinciden en encontrar muchas falencias en ellos. “No hay farmacia, no se dan vacunas, ni poseen enfermerías. Tampoco se atiende por fuera de los horarios de los hospitales, tienen total desarticulación”, lamenta Eichenbaum. El director del CESAC de La Paternal cuestiona por su parte que “la carga cae sobre el profesional”, dado que debe él o ella mismos encargarse de eventualmente disponer de personal administrativo o de encontrar el lugar y alquilarlo para que luego el Gobierno de la Ciudad les suministre parte del dinero que exige su sostén a la vez que les permite la atención de particulares privados.

Por Mateo Lezcano
para la Cooperativa de Editores Barriales EBC
Comuna13online