El Plan Sube y Baja para evitar problemas de tránsito sumaría 80 escuelas

Actualmente funciona en 140 escuelas públicas de la Ciudad. El plan propone espacios asignados para cada medio de transporte y requiere de la colaboración de toda la comunidad educativa.

La doble fila a la hora de entrada y de salida en los colegios es un problema constante para el tránsito porteño. En ese marco, el Gobierno de la Ciudad creó el plan “Sube y Baja” para que los entornos de las escuelas sean más ordenados y seguros. Actualmente funciona en 140 instituciones y la meta para este año es que se incorporen 80 colegios más. El sistema propone lugares asignados para cada medio de transporte y la colaboración de toda la comunidad educativa durante los 180 días de clases.

El proceso involucra tanto a padres y madres como a los alumnos y los miembros de las distintas instituciones educativas. “Con Sube y Baja buscamos el compromiso de todos los actores de la comunidad educativa”, declaró a la prensa Juan José Méndez, Secretario de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad.

En 2017 se realizó la primera prueba piloto en tres escuelas para evaluar los resultados del programa. A partir de un seguimiento durante las cinco primeras semanas de implementación para revisar posibles ajustes en la dinámica y analizar el impacto se registraron excelentes resultados: una disminución de hasta 100% de la doble fila y la reducción del tiempo de entrada a 20 minutos en promedio.

El programa Sube y Baja aporta soluciones específicas como ajustarse a calles internas, avenidas y paradas de transporte público y se complementa con el apoyo teórico en el aula. La Secretaría de Transporte y Obras Públicas se encuentra disponible para el asesoramiento y apoyo en la implementación del programa Sube y Baja (subeybaja@buenosaires.gob.ar) para todas aquellas instituciones interesadas. El programa es voluntario y no tiene costos para la escuela ya que el Gobierno provee los materiales necesarios para su implementación.

El proyecto cuenta con una serie de etapas previas a la implementación que tienen una duración aproximada de cuatro semanas: en primer lugar, se realiza una reunión con las autoridades de cada establecimiento educativo para acercar la propuesta y conocer las dinámicas particulares de entrada y salida de la escuela. Luego de la reunión inicial se avanza con un relevamiento de la zona por parte del equipo técnico.

Una vez presentada la propuesta ajustada y la aceptación de la misma por parte de la escuela, se procede con la ejecución de la obra y la realización de una charla de educación vial sobre el programa a toda la comunidad educativa, en la cual se les explica la dinámica, los actores involucrados y nociones básicas de seguridad vial relacionadas con la puerta de la escuela y la seguridad de niños y niñas.

Una vez implementado, dos Agentes de Tránsito participan durante dos semanas de un período de adaptación. A cada escuela se le entrega un kit compuesto por pecheras, conos, y piezas gráficas, otorgado por el Gobierno de la Ciudad.

Cada escuela lo adapta a sus características, según su comunidad educativa y recursos. La escuela Pestalozzi, por ejemplo, ideó una app que permite identificar vehículos y conductores en espera para retirar a sus niños. Además, permite avisar mediante mensajes de WhatsApp cuando el alumno está de camino al auto, o esperando en la zona demarcada.

La escuela como institución debe garantizar que los alumnos transiten por las inmediaciones del establecimiento de forma segura. La Secretaría de Transporte y Obras Públicas trabaja en una solución a través de la sugerencia de recursos y prácticas simples de convivencia: organizar la entrada y la salida de los alumnos según el medio de transporte elegido y dividirlos en tres grupos: Transporte escolar, caminando o en bici, auto particular, remís o taxi; establecer horarios para cada grupo con diferencia de 10 a 20 minutos; determinar un área exclusiva a partir de la delimitación de un “cajón” que funciona tanto para transporte escolar como para autos particulares; seleccionar una entrada y salida diferenciada para los alumnos que llegan caminando o en bici.